Feromonas felinas: Qué son y cómo se utilizan

Como bien sabemos los gatos son animales muy territoriales y fácilmente estresables en cuanto algo sale de su control. En ocasiones, cuando realizamos algún cambio en su territorio, pueden desencadenar conductas extrañas o molestas simplemente porque ese cambio les produce estrés.

Afortunadamente existen muchos medios para ayudar a nuestro compañero felino y sobrellevar mejor estas situaciones. Lo primero que debemos hacer es localizar el problema:

• Mudanza (casa nueva).
• Miembro nuevo en la familia o pérdida de alguno.
• Cambios en sus rutinas: Cambio de comederos, de arenero, de ubicación de alguno de ellos, etc.
• Nuevo gato, perro o cualquier otra mascota.
• Viajes, soledad por vacaciones…

Cualquiera de ellas puede derivar en comportamientos causados por el estrés, como pueden ser: Vocalizaciones, peleas y conflictos, agresividad, marcaje con orina, arañar cosas que antes no arañaba, permanecer escondido, etc.

¿Qué son las feromonas felinas?

Las feromonas son sustancias que segregan los gatos por algunas zonas de su cuerpo que sirven principalmente para gestionar su territorio y para comunicarse con otros gatos.

¿Qué tipos de feromonas hay?

• FEROMONAS FACIALES: Cuando un gato frota su cabeza con puertas, muebles, personas libera feromonas faciales apaciguadoras. Lo hacen cuando se sienten a gusto y en confianza. Con ellas marcan individuos de su grupo social.
• FEROMONAS DE APACIGUAMIENTO: Estas feromonas son liberadas por las gatas en lactancia, con el objetivo de calmar, dar tranquilidad y seguridad a sus bebés cuando maman.
• FEROMONAS SEXUALES: Las segregan a través de la orina y secreciones sexuales, con el objetivo de atraer gatos del sexo opuesto y favorecer la reproducción.
• FEROMONAS DE ALARMA: Las emiten cuando tienen miedo o están estresados a través de las glándulas anales o de las almohadillas. ¿Os habéis fijado alguna vez en la huella que dejan en las mesas de exploración veterinarias, como si les sudasen las patitas?
• FEROMONAS TERRITORIALES: Las segregan principalmente desde las garras. Cuando arañan un sofá o un mueble, aparte de porque es un comportamiento natural en ellos, lo hacen con el objetivo de marcar territorio.

¿Para qué se utilizan las feromonas? ¿Cómo usarlas correctamente?

Las feromonas felinas que se venden comercialmente son una réplica de algunas de las feromonas que os mencionamos arriba. Son moléculas creadas en un laboratorio, por lo que no se extraen de ningún animal y no hay ningún sufrimiento detrás.

No producen adicción, no tienen efectos secundarios ni contraindicaciones y sólo las perciben ellos, por lo que nosotros no notaremos nada.

Las feromonas que se comercializan son principalmente tres:

• DE APACIGUAMIENTO: Se usan para presentar a dos gatos o para ayudar a resolver conflictos entre ellos. Se pueden usar combinadas con las faciales.
• FACIALES: Son las que más se usan porque pueden ayudar en muchas situaciones: Mudanza, un bebé, un gato nuevo, visita al veterinario, etc. Podemos utilizarlas para cualquier situación que sea “nueva” para el gato, ayudándole así a identificarlo como parte de la familia o de su territorio.

Si se trata de una situación puntual como un viaje en coche o para corregir un hábito (por ejemplo, indicarle dónde debe dormir), podemos usarlas en formato spray; pero si es una situación continua es mejor usarlo en difusor, para que se vaya liberando lentamente durante mínimo 30 días.

• TERRITORIALES: Se usan para redirigir el rascado a la zona que nos interese. Por ejemplo, si el gato araña el sofá pero queremos que lo haga en su rascador, podemos distribuir estas feromonas en la zona que nos interese.

¿Realmente funcionan las feromonas felinas?

La respuesta es claramente sí. El problema es que a veces no identificamos bien el problema y ponemos feromonas equivocadas, o las ponemos en un sitio inadecuado.

Lo ideal es ponerlas en el sitio donde más tiempo pase el gato o donde se desarrolle el conflicto, y en enchufes que no tengan objetos encima y puedan distribuirse homogéneamente.

También debemos tener en cuenta la cobertura que tiene cada difusor, ya que a lo mejor necesitamos poner más de uno o distribuidos por la casa.

En cuanto a qué tipo de feromona usar, debemos identificar el foco de estrés o problema y con ello buscar un producto que contenga las hormonas correspondientes.

Aconsejamos también leer las instrucciones del fabricante para hacerlo correctamente.